No recuerdo el momento:
quedaron en mis manos los vacíos de angustia
y la búsqueda inútil para encontrar la nada...
El sonido armonioso, cadencias sensuales,
exactas medidas y el sentido perfecto;
dulzura, coraje, pasión y rabia...
Desesperó la urgencia revolviendo emociones,
provocando latidos que nunca hubo en el pecho,
desgarrando gargantas, flagelando conciencias,
deformando visiones;
convirtiendo en mentiras lo que siempre fue cierto
y cerrando caminos a los pasos de un sueño.
Lo querido fue odiado, lo propio perdido,
ideas olvidadas por razones triviales,
amores reprimidos por heridas inciertas...
Se perdió el poema
en inercia, olvido, miedo y amargura;
en voces acalladas que odiosas solaparon
el fatal desenlace.
Rufina
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