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sábado, febrero 02, 2019

Elemento



Elemento

Tiembla la tormentera y silva.
Empuja lluvia bajo las piedras,
destapando las tumbas viejas,
destruyendo ramas, viejos troncos.
El quieto monte ruge la rabia
y ahulla el viento arremetiendo
contra esperanzas: el miedo reina.
Les muerde frío en cercanos cuerpos
suplicando que no extinga la luz.
Semejan ojos de perro triste
esos que miran como venganza
a los caminos que no se extienden.
Ruge la rabia de la impotencia
sobre la fuerza descontrolada
de la miseria que no se apiada.
Tiembla, silva, ahulla y muerde
frío de tumbas, bajo las piedras...
                                desesperanza.
©Rufina


Mañana

Para llegar a ti, recorrí los rincones 
más oscuros del mundo; 
los más hondos abismos, las más altas montañas... 
Y conté las estrellas de mar, las caracolas; 
de su furia y su paz conté todas las olas 
y los granos de arena de las faldas que baña.

Me detuve en el tiempo a intentar escucharte, 
pero el viento implacable se negaba a traerme 
los susurros de voz o tu aroma y tus besos...  
Delirando cansada, me refugié en las horas y con ducha de lluvias 
apagué las fogatas que quemaban mi entraña.

Cuando ya fue de noche, me cubrí con la niebla y me acosté en las ramas.  
Los grillos y los sapos en tonos armoniosos, 
para que me durmiera, me cantaban las nanas. 
Con sutil diligencia, las luciérnagas, todas... apagaban sus luces 
y la luna dolida, por mi inútil esfuerzo sin vergüenzas lloraba.

Mañana contaré las piedras del abismo, las hojas y los troncos, 
las gotas de rocío... 
Removeré la tierra que cubre las raíces, recorreré países 
y buscaré en el río, debajo de las piedras con presencia de siglos.  
Eso será... ¡mañana!


Rufina



Caminando

¡He caminado tanto!  
Pareciera que estoy recorriendo la misma vereda una y otra vez... ¡para llegar a ningún lado!  
Mis sudores huelen a sangre.
Mis pies están descarnados, no duelen: 
¡se han formado sangrantes callos en sus plantas! 

Encontré la manera de no caer de rodillas 
y eso me ha hecho más fuerte a pesar del cansancio... 
Mis ojos arden y las lágrimas no queman.

No tengo idea de lo que pasará mañana, ni quiero pensar en dejar de caminar.  
Porque... ¡es que ya he caminado tanto!

He visto miles de hombres con crujir de dientes, implorando,  
en la agonía de un dolor calcificado que pesa. ¡Miles en constante lucha por mantener su cabeza a flote y no sucumbir!  
He visto niños llorando, como hombres intentando encontrar un espacio 
que les permita apropiarse de la vida 
que les ha sido negada. 

¡He caminado tanto!  Pero el camino sigue ahí... ¡y todavía tengo mis pies!

Rufina




Crescendo

Milenios preceden y no hay soluciones.  
Antes que el yo todo estaba y nada importó.  
Justo como es ahora.  

De la creación, aquellos seres superiores 
retro-evolucionaron dejando orfandad y abandono...  
¡Nuestra suerte! 

La verdad es que no tuvieron salida.
¿A qué quejarnos?  
Es lo que queríamos.  

Terminaremos extinguiéndonos y las cucarachas...  
¡seguirán reinando!

Rufina