Herencia
He visto esfuerzos destruidos
desde los entablados
sobrantes de las tahonas
que exprimieran vientres negros:
maiz molido con sangre
-melao de caña amargo-
Con golpe de fusta
se abría la noche
tiñendo de rojo un cielo
que nunca supo de estrellas
esparciendo sobre el suelo
lágrimas, dolor y muerte.
Aún encuentro en los caminos
marcas del férreo yugo.
@Rufina
Constante movimiento que define el ciclo
Cada pieza, un milagro individual
integrado
al colectivo.
Cielo y tierra.
Mar y arena.
Sol y luna.
Cadena interminable constante renacer.
Luz y sombra.
Aire y fuego.
Sequía y lluvia.
Milagros inmensos que desconocemos
Un regalo inmendible que no merecemos.
Simbiosis mágica.
Nosotros
inmundicia destructora.
Blasfemia y crimen.
Manos manchadas.
Negación.
Cada vez menos espacio.
Menos aire.
Conciencia inerte.
Mucho le debemos a Dios
que tanto tememos la muerte.
@Rufina
Como siempre,
la lluvia
cómplice de penas.
Sale al encuentro
de razones.
Soledad duele.
En el vientre,
sentidos vacios.
El aluvión anuncia
ideal momento.
Perdidos,
carencias compartidas
encuentran
corazones.
Gris
el dolor se externa.
Mojado
el amor se vierte.
@Rufina
Pestañea indeciso,
queriendo permanecer
bajo las sábanas negras
que cobijaron su aventura.
No sé si es que reúsa
a exponerse satisfecho
o teme se haga público
el clandestino romance.
No pondría en evidencia
el honor de su amor negro...
¡moriría de ser preciso!
Despierta sin remedio.
No ceder sería negarse
a asumir sus realidades,
a ser.
Pestañea y se levanta,
se reviste, despereza,
y se entrega
a sus deberes con paciencia.
Alivio tendrá a su locura
al final de la jornada
bajo las sábanas negras
que cobijan la aventura.
@Rufina