Páginas

sábado, mayo 08, 2010

VII


Cuando el casco se fragmenta, se prolongan los nervios
dilatando la presión que abruma los sentidos.

Una frescura de ráfaga violenta invade fuerte,
avasalla, alborota y refunde,
para luego observar desde afuera.

Por un momento todo está
más claro...

Hasta que por buscar, se pierde el espacio apropiado
donde el orden podría haberse manifestado.

Entonces todo vuelve a su lugar.

©Rufina