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domingo, abril 24, 2022

Residuos

 Residuos


Las malditas excusas terminan expuestas 

en medio de cualquier jaleo

como las letanías heredadas por siglos 

aporreados de un miedo irracional.

Nadie levanta la voz sino para apuntar 

las razones para empequeñecer.


Razones que hoy no tienen sentido

que levantan protestas, exigen cambio

se evidencian dañinas.


Las consecuencias 

no deberían lamentarse.


©Rufina

Repeticiones

 Repeticiones


Había estado encerrado

en aquél pequeño espacio

con los gritos amarrados

al pliegue de una cortina

en una falsa ventana.


La promesa era razón

perdida en helada lluvia

las entregas sin futuro

soñadas en el cansancio 

de aquellas perdidas horas

cuando eran miedos al centro

sin alertar los sentidos,

y muchos se despedían

sin haberlo programado.


Al final la pasión

encontraba luz en todo

lo que creía su cielo

de cal, de arena, de viento.


Estuvo encerrado así

y sin conocer salida

se negaba una mirada

a las causas del despecho

y contra el pecho apretando

todas las lágrimas, todas...


En aquel pequeño espacio 

despidiéndose de muchos

con la razón por promesa 

y los miedos desde dentro

cielo, cal, arena y viento

y contra el pecho apretando.

Apretando contra el pecho

las lágrimas... Todas ellas.


©Rufina

Se exuda fuego

 Se exuda fuego


Como el bromo, la piel libera

rojizos vapores que son flama,

los ojos arden como hogueras

y no llega el alivio que se espera...

y no se espera espacio para calma.

Es tal la efervescencia de la sangre,

que la endosfera es un témpano

donde el sol no llega más...

En las luces que destellan sueños,

se vislumbra cerca y más nuestra

la exhalación final...

El bromo revuelve con fuerza,

los ojos se inyectan de sangre,

los besos aún son de nadie...

¡Y es que se exuda fuego!

 

®Rufina

jueves, abril 21, 2022

Soy _ (A Capella)

 Soy _ (A Capella)

Tengo un Universo en la Palabra,
desde que mis ojos atisbaron verdes
rascando los cielos
sobre el horizonte,
derramándose en riachuelos,
irrigando esperanza,
mostrando con florecidas galas abundancia,
creando nuevos los bailes bajo la lluvia.
Universo que vierte su grosura
sobre la Tierra que nutre mi conciencia.
Tengo la Palabra:
enorme es mi Universo.
Desde que surgió el sonido en mi garganta,
grito en sí antagónico
porque soy dual, (así fuí hecha)
y es todo mío, divinidad intrínseca
del ser cielo, alba,
monte, río, ocaso al horizonte...
Revoltijo de carne y espíritu, presencia
en el centro de un vacío sin respuestas.
Tengo en mi garganta la Palabra,
constantes gritos mis verdades:
dardos a quienes
no les acomode mi franqueza.
Que por miedo a ser,
tildándome de loca pretendieron
evadir verdades que han minado
cimientos de humo bajo fortalezas
inventadas que esconden
patéticas debilidades, monstruosas faltas.
Nunca ha sido dañina
la palabra que sale de mi boca,
ni el pensamiento franco
el arma para enconar resentimientos.
Tengo un Universo en la Palabra,
honrando mi humanidad,
se derrama y nutre bendiciéndome,
reafirmando mis verdades ante el cielo,
manteniendo la limpieza de mis manos,
conciliando todas las partes de mi yo:
Cuerpo, espíritu, Dios, hombre,
bestia y ángel.
Soy un ser Universo, alba, monte,
horizonte, río, ocaso... Abundante cascada,
ingenio desbordante,
auténtica creación desdoblada,
inacabable fuente
que derrama abundancia.
Lleva a mi garganta el grito,
¡de cara a la verdad!
©Rufina

Faltas

Faltas



En la incipiente aurora

el rocío


evapora de prisa


marchitando capullos


al sol de mañana


que golpea


tan fuerte


como fuego.



Faltas, espacio.



Alivio a la agonía


irrespirable.


Canción deshecha


llanto que limpia

mirada que acaricia

roce de amor


que sana.



Faltas,


Palabra que sacia


satisface


edifica


y destruye.




©Rufina


XXIII

XXIII

Esa esquina donde convergen libros de poco uso cobija un enorme Universo de viejas misivas que consiguieron el espacio para evadir juicios impuestos por el miedo que asigna el ser, simplemente.
Con el tiempo se hizo menos accesible ese lugar donde la lucha contra nosotros mismos nos hacía menos sórdidos y mezquinos, menos desgraciados.
Entonces fue una obligación seguir escondidos reafirmando el pánico por los siglos infundido mientras, los gritos se desbordaban y reventaba el sortilegio haciendo visible aquellos sueños que colgaban al filo de esa inmensidad, oreados listos para retomarlos, asumirlos... ¡Lograrlos!