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lunes, enero 31, 2011

Es momento



Ha llegado a revolverse, empujar,
rasgar carnes, destrozar el lugar
donde estaba nutriendo la conciencia
en silencio escuchando quejas,
absorbiendo los gritos de tiempos
que le dejaron correr la sangre
para hacerse cada vez más grande,
                             más fuerte.

Tan pleno y agudo como debe.
Imposible detenerle, porque es parto 
de Era renovada dentro de los ciclos 
ignorados cuando nos arrebataron 
los milagros. Las esperas sobrevivían
para alargar lo inevitable.

Es momento, porque 
el crujir de huesos se escucha cerca, 
como hojas secas recibiendo pasos...
Pleno y agudo, indetenible,
como la Era misma renacida
en nutridas conciencias rasgando
las tinieblas del silencio impuesto 
que alguna vez escondió 
gritos milenarios.


©Rufina
1-31-2011




martes, enero 25, 2011

Y no escuchan...

Para el futuro, tus hijos 
vislumbran lo que han creído
el más noble de los derroteros,
la mejor salida,
la quintaesencia del honor,
del agradecimiento...

Hemos de echar las cuentas 
de siglos embebidos en sangre,
perdida la sapiencia
buscando en entrepiernas 
caminos a la nada 
donde no se mira a los ojos

y la nueva cimiente 
aprende a bajar el rostro,
a beber el llanto, 
reprimir conciencias,
acallar las quejas...
¡A tragar el grito! 


©Rufina

martes, enero 18, 2011

Hemos, para nada

No sabemos lo que somos.
¿Qué nos espera?
La imaginaria figura
que hemos inventado
falla a sus propósitos.
Nos movemos donde sabemos
han de vernos,
intentando ganar tiempo,
fingida indiferencia.

Total, para nada,
porque lo que es nuestro
es igualmente de otros... 
Cojeamos de la misma pierna;
penosos vestigios, remanentes 
de una historia que nunca
nos perteneció.
                       Somos lo mismo.

Nos buscamos doquiera,
                       no estamos.

Perdimos el propósito,
la figura, el tiempo...
Y lo que somos
es la más burda copia,
insípido residuo,
cúmulo de propiedades
de donde no sabemos.
Temer al dolor es inútil 
cuando no tenemos el remedio.

¿Qué nos espera? 
No hemos logrado escuchar.
Conviene esa confusa dualidad,
obtener lo que podamos
de dios y el diablo
hasta que reviente la burbuja,

nos enfrentemos a la realidad
de lo que no podremos ser,
con el propósito perdido
y una historia ajena.
Todos con lo mismo,
porque lo mismo es de todos.
Cúmulos de residuos dolorosos
esperando que algo resurja.


©Rufina

domingo, enero 09, 2011

Un punto y aparte en DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

by Irely Martinez Montes on Sunday, 09 January 2011 at 15:45
Escrito por: César Mella (Cesarm2@codetel.net.do)
República Dominicana

Educación: ¿para qué?

Hurgando en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española encuentro que una de las acepciones del término educación es el de crianza.
¿De qué depende que un ser humano sea más educado que otro?
¿Por qué los reyes ponen preceptores e institutrices a sus proles desde el mismo nacimiento?
¿Es la educación un fenómeno netamente conductual que se basa en el volumen de conocimientos adquiridos?
¿Por qué, sea un rico o pobre, mucha gente dice ¡ese muchacho es una dama! refiriéndose a los hábitos y costumbres observados en un jovencito?
La llamada educación escolar, elemental y que va subiendo en grados, edades, destrezas y habilidades transmite competencias y costumbres, centrada en el acopio de conocimientos, habilidades y destrezas... pero eso no es todo.
¿Cuántos profesionales brillantes conocemos, pero que son gente grosera y de muy detestable comportamiento?
Estamos asistiendo, especialmente en la actuación de los adolescentes, a tendencias sumamente preocupantes en donde la relación entre libertad y castigo se confunde.
¿Hace falta un poco más de energía en la crianza?
¿Se hace necesario un poco más de miedo al castigo para controlar conductas indeseables?
¿Es que  están fallando los reforzadores psicosociales?, me refiero, por ejemplo al hecho de premiar desde la infancia las conductas deseables a fin de que se repitan o se fijen como hábitos del carácter.
¿Qué papel juega la moral, la fe, las religiones en el talante cultural y educativo de un joven en formación?
¿Cuál es el rol de las figuras ejemplares? Antes teníamos un abuelo o un tío que nos inculcaba cosas como: lustrar nuestros zapatos, limpiarnos las uñas, cepillarnos adecuadamente los dientes; el odio al tabaco; la prudencia con el alcohol y el respeto a los mayores.
Pero... ¿en dónde están esas figuras de identificación, casi siempre arrumbadas e irrespetadas? "Ese viejo está quedao" se escucha decir con frecuencia a un jovencito quinceañero refiriéndose a su abuelo.
¿Qué es lo que está ocurriendo?

Repasen estos comportamientos:
La forma de vestir.
Los estilos al sentarse.
La higiene personal.
El grado de educación sexual de niños y jóvenes.
El ritual de "pedir la bendición" a padres y otros familiares.
El respeto, en la tradición judeo cristiana, por el padrino, es decir, el ser humano que te bautiza en la religión.
La educación de hábitos ciudadanos: ¿cuánta gente tira desperdicios desde los autos a la vía pública?
El pedir permiso para pasar o el dar las gracias por un servicio.
El ceder el paso o el asiento en un autobús a una dama o a un envejeciente.
El uso del lenguaje hablado y escrito. En las conversaciones ya nadie quiere dejar al otro expresarse, para ello solo tienen que escuchar algunos programas de radio o seguir algunos entrevistadores en la tele.
El resultado final de ese hombre nuevo de que hablaba el médico argentino Guevara de la Cerna, es el resultado de la genética (herencia); la crianza hogareña impartida por figuras ejemplares; la educación escolar y universitaria y en fin toda la influencia de la sociedad, y dentro de ella, los medios de comunicación.
Ojalá que el todo social se regule, se reorganice y no solo se asigne el 4% sino el 100%  de voluntad política y decisión de todos... para construir un nuevo ser humano.


Un punto y Aparte

Cuando me casé con el que sigue siendo mi esposo y padre de mis hijos, hace la friolera de 25 años, me fue muy difícil acostumbrarme a muchas 'actividades' de las que yo jamás tuve idea.  Mi esposo es Dominicano y yo soy Puertorriqueña.
A pesar de lo parecidos que podrían ser nuestros estilos de vida, hasta cierto punto me ofendía la inconsciente desfachatez de las conversaciones, especialmente si en medio de una reunión familiar, a todo tipo de conversación se le añaden frases descaradamente gráficas sobre sexo y adornadas con un lenguaje totalmente soez e inapropiado.  A este punto me he acostumbrado a verlo como algo natural y a veces hasta aporto algo (si es que me toca), pero por experiencia puedo decir que estas 'costumbres' han llegado al punto de convertirse en mal hábito y algunas personas ni siquiera se dan cuenta de lo que dicen en medio de cualquier situación y frente a cualquier persona, independientemente de que la conozcan.
¡No saben las veces que se me ha caído la cara de vergüenza!

A mí me criaron en medio de muchos miedos, represiones y reglas de conducta que seguí hasta que noté que mucho de esas enseñanzas eran inútiles tabúes, y además limitaban mi crecimiento como ser humano.  No olvidé lo que aprendí, pero igualmente aprendí a desechar lo que me lastimaba. En la familia me tildaron siempre de "oveja negra", pues llegó un punto en el que no era capaz de asumir imposiciones, especialmente viniendo de mi padre y durante mi transición de adolescente a joven adulta.  Como Artista, y con un espíritu libre, no podía ser de otra forma.
Sé que luego de tantos años, muchos de los que me atacaban (y hasta los que me admiraban) han entendido al fin mi punto, pero eso no es lo mejor.  Lo mejor es que he mostrado a mis hijos lo bueno de lo que recibí, explicándoles que cuando las abuelas les hablan, deben ser tolerantes, comprensivos, pero sobre todo respetuosos, aunque decidan (ya son adultos) que ellas no tienen la razón y quieran discutirles.
Por parte de mi esposo, ha sido hasta más fácil mostrarles que hablar con convicción, refutar un tema con verdad y exigir sus derechos correctamente NO ES una falta de respeto, sino que al contrario, es la garantía de darse a respetar honrosamente.
No va a dejar de existir en mi vida el "ay, bendito", porque está intrínsecamente arraigado a mi identidad y a mi puertorriqueñidad, pero se le ha ido "fundiendo" el "¡Ofréscome!" (entre otros), para enriquecerlo y perpetuarlo en nuevas generaciones.
La educación y la formación académica son dos cosas totalmente diferentes.
Se refuerzan y complementan una a la otra, son parte integral del buen desarrollo de un ser humano, surgen de una misma base, pero son cada una responsabilidad de entidades sociales independientes.
La familia, núcleo de la sociedad, debe sentar las pautas para una educación formal, de manera que habiendo creado los cimientos, la formación académica pueda seguir construyendo sobre una base sólida e inamovible.

Irely

viernes, enero 07, 2011

Decima irreverente I


Es fácil ver las razones
de una intensión "altruista"
si no es primero en la lista
cumplirle a los electores.
Llamándolos detractores
hay miles desempleados,
los estudiantes frustrados
ante un gobierno fascista
que se entrega a la conquista
de grandes corporaciones.

Cómo es que esperan, señores,                    
que'ste asunto del estatus                              
lo resuelva un liderato                                    
que no conoce de honores.                            
Se han robado los loores                                
que algún día fueron de otro                           
creyendo tapar el roto                                     
de un presupuesto insensato,                         
están lamiendo hasta el plato                         
de grandes corporaciones.

Al margen de apreciaciones,
tienen la Universidad
como hediondo muladar
y escondite de ladrones.
Han abierto los portones
a toda suerte de mañas
y a nadie ahora le extraña
que hayan de pasarse lista
con el gobierno fascista
las grandes corporaciones.

Hay quien no escucha razones,

porque con todo y el ruido
siguen jugando al dormido
para dilatar gestiones,
y no les dan los cojones
para parar el abuso.
Por eso grito y acuso,
y al carajo con el puño,
mando al cabrón de Fortuño
y grandes Corporaciones.



©Rufina




Siempre Creo

Siempre creo

Mi abuela siempre decía: "Las que creen son las gallinas".  Todavía no entiendo qué significa exactamente el dicho, pero a este punto da igual.   
Como otras cosas, muchos de los típicos dichos de nuestros países van evolucionando para terminar siendo diferentes o simplemente desaparecer.  Felizmente nací y me crié en una familia tan extensa como diversa, donde algunos poseen el regalo divino de ese ingenio pícaro que es, hasta cierto punto, lo que nos mantiene a muchos conservando la cordura. Esto del lado materno.  Del lado paterno, la familia no ha sido grande, pero igualmente tiene lo suyo, con una historia "escabrosa" protagonizada por los bisabuelos, una tía-abuela que solo hablaba con refranes (cosa que de alguna forma hago también), y el único hermano de mi padre que finalmente se dejó vencer por el alcohol, a pesar de querer ser "escritor" y vivir apasionado a la lectura.  
Algo bueno debí haber heredado.

Para orgullo de nuestros mayores, hemos hecho una vida digna, siempre siguiendo caminos a metas definidas y sobre todo, atados a costumbres y tradiciones que muchos seríamos incapaces de violentar, aunque al igual que los antes mencionados "dichos", éstas también hayan evolucionado.  Claro que, como todo lo que compete a una familia numerosa, son muchísimos los desacuerdos y conflictos, dada la variedad de "puntos de vista", aunque "la sangre nunca llegue al río".  En algunos casos igualmente habrá de cambiar el propósito, el camino y hasta la meta final, pero siempre que el concepto de "somos una buena familia" se conserve, lo demás hasta tomará un segundo plano en importancia.
Estos días estuve jugando a "construir" un pequeño árbol genealógico y no fue mucho lo que pude obtener.  No porque hasta ahí llegue, sino porque desde ahí no conozco nuevos miembros.  Eso: "descubrí" que realmente conozco muy poco de la familia.

Simple y lógicamente, llega un punto en el que se pierde el contacto, cada cual tiene su vida, y se detiene el crecimiento numérico, porque los nuevos integrantes deciden no procrear, como ha pasado incluso con miembros de mi generación (a pesar del "no puedes quedarte pa' vestir santos", o "un hombre de verdad tiene mujer e hijos").  Aún debo terminar de añadir fechas, nombres, apellidos y demás, pero lo tomaré como parte de un entretenimiento que me apasiona y el día menos pensado estará (o no) terminado, y veré si de alguna manera "construyo" el árbol genealógico de la familia paterna casi "desaparecida".

¿Se han dado cuenta de todas las conclusiones a las que me ha llevado un proyecto que apenas comienza?  Sólo el asumir que (como todo en el Universo) la familia evoluciona, me ha dejado pensando que, siendo que la familia ha sido "el núcleo de la sociedad" por siglos, responsable de inculcar valores y criar miembros útiles, de calidad moral, profundos conocedores de un civismo básico y que igualmente perpetúen las enseñanzas, deberían los miembros de ese núcleo concienciarse de sus responsabilidades y cumplir con ellas hasta cerrar el círculo.  
Entonces me detengo y pienso que en realidad, de todos los "núcleos" que componen esta sociedad, ciertamente cada vez son menos los que se atreven a "agarrar el toro por los cuernos", y esa es una de las razones por las que hemos convertido nuestro entorno en el pequeño infierno que es, junto con la extrema división de clases sociales, sino que también de creencias religiosas.  "Tanto tienes, tanto vales", etc., etc., etc.  

Ha aumentado desproporcionadamente la violencia y la criminalidad, pero el pobre ya ni se preocupa porque no tiene nada que perder, y el rico vive en constante zozobra por temor a que le arrebaten lo que tiene. 
Lo primero se llama "indiferencia" y lo segundo "miedo".

¿Qué clase de vida estamos viviendo?

Si fuera a hacer un análisis sociológico, me complicaría la vida inútilmente, pues para el momento en que lo termine, tendría forzosamente que comenzar otro, y no soy socióloga ni nada que se le parezca.  Simplemente no puedo calzar los zapatos de nadie, por lo que mi intensión es más la de hacer un llamado a que intentemos "recuperar" lo que hemos perdido en el camino, comenzando por tradiciones que han sido penosamente "absorbidas" por la asimilación de una cultura impuesta por años, que ha invadido indiscriminadamente todos los aspectos de nuestra vida, comenzando por la disolución de la familia.  Sí, esa familia que es el núcleo. 

Nos hemos "acomodado" a una cultura que no nos pertenece y que ha socavado los cimientos de nuestra identidad como pueblo, hasta el punto de convencernos de que para sobrevivir tenemos que "venderle el alma al diablo".  

Bien dice el dicho: "Repite una mentira cien veces, y la habrás de convertir en verdad".  Pero, ¿no creen que más de tres siglos es demasiado?

A quienes sé la harán de contrapunto a este texto, debo aclararles que aprender de otros es saludable, siempre que los conocimientos que adquiramos no atenten contra nuestra individualidad.  Es muy cierto que "no es lo mismo llamar al diablo que verlo venir", así que concéntrense en hacer bien su trabajo y cumplir con la parte de responsabilidad que les toca.  Es la única manera de llamarnos dignamente BORICUAS.  Eso, si somos.


Ya está bueno de "creer en 'va a llover' cuando no hay ni barrunto".  Recuerden que "no es lo mismo lo que piensa el burro, que quien lo apareja", estar todo el tiempo "soñando con pájaros preña'os", querer "matar una chinche usando un guante de boxeo", porque "nunca falta un roto para un descocido" y no podemos permanecer "nadando contra corriente".
El consabido sistema político del "quita y pon" tan común en muchísimos países, está comprobado que no funciona.  Entonces, ¿a qué insistir? ¿A qué le tenemos miedo después de tanto vivir sometidos?  Ya nuestro  núcleo familiar ha sido socavado y marginado, nuestra historia siempre ha estado amenazada, falta muy poco para que acaben de desaparecer algunas de nuestras tradiciones más hermosas, y la mayoría de nosotros nos hemos convertido en una suerte de seres automatizados, sumergidos en el espejismo de una comodidad y bonanza absurda que nos apabulla.  Esto sin mencionar el estado semi-agónico de nuestra conciencia.  Nuestra más terrible costumbre es querernos parecer a otros, querer vivir a un mejor nivel que otros, envidiarle la vida a otros, convencernos de las mentiras que nos venden otros.

La familia, entonces, tiene responsabilidad en ésto porque, ¿de dónde obtenemos la información con la que crecemos?  Todo lo que "sabemos desde niños" lo absorbemos de nuestro entorno, sin duda.  Las gracias celebradas durante nuestros primeros años, siempre son relativas a las repeticiones, y papá y mamá, felices... desconocedores de una realidad ignorada por miles de generaciones.  Igualmente, desde siempre nos han enseñado a competir con los demás, comparándonos: portarnos mejor, hablar mejor, tener las mejores calificaciones...  Al fin que la lista no termina.  Algunos llegamos a "descubrir" esto cuando ya somos adultos, aunque lastimosamente muchos no lo aprenden jamás.  Al fin que "para qué luchar, si ya no hay remedio".  Es ahí donde abrazamos la actitud acomodaticia y contaminamos a las nuevas generaciones con nuestra indiferencia e ignorancia.

¿Qué podemos esperar de nosotros mismos si no conocemos la manera de reivindicarnos?  ¿Qué, si cuando nos ilumina una verdad nos negamos a abandonar nuestra zona de comodidad?  La educación es indispensable, y es una de las cosas que más hemos permitido se deteriore.  Siempre creo que puede haber un mañana mejor.  Sólo tenemos de dejar de acariciar el gato a contrapelo.

Mi pueblo perece por falta de conocimiento.  Oseas 4:6


©Rufina
Irely Martínez Montes




sábado, enero 01, 2011

Disculpas

Asuntos técnicos han atrasado la publicacion de las obras para la subasta, pero estaremos listos en cualquier momento.
Gracias.