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domingo, agosto 28, 2011

Sentencia

Donde hay impredecibles esperas
se vive sin paz, y en vilo, al aire...
En medio de un inseguro suspiro
enviando angustiosos llantos al cosmos,
donde el espacio fuera insuficiente 
para esconder miedos inexistentes
si de encontrar razones se tratara.
Pero la realidad que conocemos
nos desconoce, y nos hace payasos
de ese lado inconcebible del karma
que termina por atarnos al engaño.
Mientras aparece alguien con la verdad
y tire al ruedo esa llama que cura
los males que se asumen pasajeros,
la agónica espera crece que mata.

Si los motivos para las esperas
no requiriesen falsas perspectivas,
y como los llantos por la miseria
de lo que fuimos y por lo que somos
se confrontaran como injustifiables...
apuntarían al norte los caminos
donde habita el amor que conoce
de las realidades que nos negamos,
ese suspiro siempre insuficiente,
y cómo acabar los miedos del engaño.
De cerca a las justificaciones
no ha de haber agónica muerte,
ni esa verdad que nos desconoce
podrá detener males inventados. 
La agonía crece que mata esperas.

Rufina