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miércoles, agosto 14, 2019

Lejos de casa, lo que queda atrás

Lejos de casa, lo que queda atrás

Siempre fui una mujer temeraria y nunca me detuve a pensar mucho en nada.  Mi norte era vivir, (como si intuyera que no iba a tener mucho tiempo para disfrutar algunas cosas) y tampoco me importaban las consecuencias de mis actos.  Criada en un hogar lleno de miles de prejuicios y miedos, siempre me volvía a lo básico aprendido de otros. Hoy pienso que eso precisamente me salvó de llegar a perderme.
Independiente, abrazada a la convicción de la Independencia y Soberanía de mi Patria, todos creían que con el tiempo "se aplacarían" mis "impulsos volubles" y mi "temeridad".  Se quedaron  con las ganas, porque ahora que vivo "en la boca del lobo", es que he reafirmado mis convicciones, definitivamente.
Au'n en la Isla, de repente me vi en un trabajo que me gustaba y donde eran respetadas mis decisiones y apreciado mi talento, luego de años de muchos  haberme "etiquetado" como loca, inestable... (etc., etc.)  Pero, como en la mayoría de las vivencias "gratas", no todo es perfecto, así que agarré una maleta y crucé el charco.  
Como no creo que deba entrar en detalles de mi aventura (porque eso fue y sigue siendo), les dejaré con las ganas.  Después de 33 años, ?a quién le importan los detalles?
El asunto es que he estado recibiendo "dardos" maliciosamente mal dirigidos, me imagino que con la intención de moverme a reaccionar de manera violenta, o algo así.  Pero ya no tengo 18 años. 
Para suerte de ellos, los años y las experiencias hacen madurar, y se ven las situaciones desde un punto de vista más humano, más dirigido a la compasión, especialmente cuando se tiene la responsabilidad de educar seres que a través de ti, llegan para que asumas también la responsabilidad de abrirles las puertas a vidas socialmente productivas y estables, y cuando se tiene que lidiar con otros que a pesar de las verdades a la vista, prefieren aferrarse a la mentira.  
No creo que irrespetar un punto de vista sea honroso.  Más bien estoy convencida de que es muy bueno diferir.  Esta frase sonará a 'cliché', pero si todos pensaramos igual, esta existencia no tendría sentido.
Por lo demás, solo me queda decirles que, mientras viví en Puerto Rico, siempre tuve flores, pero me hicieron falta las raíces.  Aquí, (donde NUNCA me he de adaptar completamente), tengo esas raíces que el amor regala, y que nada tienen que ver con el sentido de origen y pertenencia.  Mis hijos ya tienen hijos propios, pero donde otros dirían "terminé", yo creo volver a comenzar, porque continuar perpetuándose conlleva mantenerse alerta a extender tus raíces, educando y limpiando las malas yerbas que pretenden ahogar tus  orígenes y tu identidad.
Yo sigo abrazando a conciencia la Soberanía e Independencia de mi Patria, y no me ha hecho falta levantar la voz, porque mi verdad pesa mucho más que lo que otros puedan creer, y calladamente "todo cae por su peso".
Un abrazo a los que han sido, son y serán mis amigos y amistades, hasta que lo decidan, o hasta que "me saquen la piedra".

Irely