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miércoles, diciembre 28, 2011

Facta potentiora sunt verbis



Nada cambia solo con desearlo,
ni el Verbo tenaz, el vanguardista,
puede decir las cosas de forma diferente.
De la misma forma el sol ha de ocultarse
hasta que el momento sea el propicio.
En la voz, la palabra no truena
hasta que sacude la odiosa rabia.
Tormentosas, las nubes anuncian
el evento que nadie cree, hasta 
que se anegan todos los espacios
y la tierra cede al peso de su poderío.
Solo con desearlo es imposible.
Incluso cuando se busca, se trabaja...
Hay cosas que nos recuerdan siempre
que aún teniendo el poder en la palabra,
nuestras miserias superan por mucho
las más enfermizas ambiciones.
Titánica empresa la de convencernos
de que la imagen en el espejo
no es la nuestra y que nuestros demonios
nos ponen a prueba provocando reyertas
donde nuestro control es nulo.
Ni el poder del Verbo supera al hecho,
ni el peso de las miserias aplasta razones,
ni el hombre está listo para asumirlas.
No tenemos la fuerza, ni la tendremos
para darle cara a lo imposible
aún asumiendo algún acierto.
Cuando comenzamos a olvidar el antes,
es cuando el cambio es preciso,
la ambición debe tomar un norte
que nos dirija a re evaluar la razón
de la rabia y el porqué el trueno de voz
es insuficiente para que acontezca.
Entonces es cuando la lucha asumida 
se intensifica y el sol alumbra.
Entonces... Cuando el Verbo da permiso.

Los hechos son más fuertes que las palabras.


©Rufina