Páginas

viernes, abril 09, 2010

Gracias por estar



Ayer tuve muchas razones para equivocarme, aunque hoy, después de la inicial confusión de muchos años, ya no tengo motivos para justificarme. He vivido tantas y tan variadas situaciones durante todo este tiempo jugando a estar viva, que en su momento, las interrogantes fueron tantas que fue muy cómodo intentar convencerme (y lo logré) de que no existían, antes de asumir lo que me iban a lastimar las respuestas. Nunca tuve tiempo para mirar hacia arriba.  Nunca tuve tiempo para ser yo. ¡Siempre viví por y para los demás!
Pero "nada hay oculto que no haya de ser manifestado, ni escondido que no haya de salir a la luz"... Y habiéndolo añorado, aún me sorprendió redescubrirme tan de pronto, y encontrar el valor de hacerlo de la mejor manera. Por supuesto, no lo hice sola.  No puedo de ninguna manera jactarme de eso y no quiero, porque mi naturaleza dejaría de ser si cometiera semejante barbaridad. Gracias, amor bueno y limpio... ¡Gracias por estar hasta que sea!

De ti aprendí (en este proceso que pensé iba a ser más doloroso) que siempre hay sol mañana; que a los gatos no se les acaricia a contra pelo; que a todos nos duele cuando nos pellizcan; que el descuido deteriora al espíritu tanto como al cuerpo; que llorar cuando se tienen ganas y sin razones, es la mejor medicina para el sufrimiento; que no se puede dejar de escuchar al corazón cuando nos habla; que los riesgos son necesarios para ganar cualquier batalla; que el miedo es el peor enemigo del crecimiento espiritual; que deprimirse puede evitarse encontrando quien nos apoye;  que quien no nos quiere no nos merece; que quien no se pierde nunca llega a ningún lugar; que hay siempre alguien con mayor necesidad que uno; que el mundo no fue creado en diez minutos ni será destruido en cinco; que lo que más creemos conocer es lo que menos sabemos; que convicción sin acción no basta; que el amor muere por abandono; que nadie se muere por nadie; que esperar a mañana no nos permite disfrutar el hoy; que nuestras posibilidades reales no se limitan a nuestra capacidad física; que cuando se quiere se puede; que se debe querer siempre; que lo único que realmente te pertenece es el conocimiento; que un diploma no te hace mejor ser humano; que lo que crees tuyo ciertamente no morirá contigo; que nadie es indispensable; que los contratos se crearon para ser rotos; que ninguna idea es real sino se desarrolla; que las metas se trazan para alcanzarlas; que si hay una piedra en tu camino y eres incapaz de moverla, siempre puedes saltar sobre ella; que la fe sí mueve montañas; que la ignorancia es pecado; que el respeto de los demás comienza donde termina el tuyo; que el tratar de complacer a los demás es siempre inútil; que si no eres feliz es por tu incapacidad para amarte; que lo que debes a otros no es solo lo que te han dado; que lo exterior no es importante; que los pies, para caminar, siempre se colocan uno frente al otro; que los temores todos son infundados; que la montaña se hace más alta cuanto más cerca estamos de la cima; que no hay justificaciones para el resentimiento; que ninguna experiencia se repite; que una sonrisa siempre es devuelta; que la compasión es lo que cierra la brecha entre las generaciones; que no es importante lo que piensas si no lo tienes en tu corazón; que el empeño determina tu triunfo; que la excelencia no se improvisa; que el luto no debe existir; que no debe detenerte el tiempo ni la distancia; que mañana no existe; que alucinar sobre el futuro destruye; que la humildad no se puede fingir.

¡Que hay que celebrar la vida! ¡Y amarla con todas sus consecuencias!
¡Con todas sus consecuencias!


 ©Rufina


Casi nada

Tú, que tomas las palabras hechas
y las utilizas a conveniencia...
Que has logrado socabar los cimientos
de mi otrora admirada fortaleza;
me lees poemas que no escribes,
escribes palabras que no crees...
que me llenas de ternura con romance,
me endulzas el oído y desinhibes
mi mojigato ser con la promesa
de retener los sueños a mi alcance.


Tú que provocas la caída
de oxidados pedazos de armadura
que ya no tiene fin seguir vistiendo,
desde que has hecho espacio en esta vida
que hacía mucho cuidaba sepulturas
de esperanzas fallidas sin intentos.


Casi nada me has dado... ¡casi nada!


La ilusión del amor que es a destiempo,
el refugio a las penas y el sosiego
de esa entrega que suple las carencias;
el abrazo que entibia lejanías,
la ternura que acaricia con el viento;
tu risa, la razón de mi alegría,
la llenura del alma si te tengo.


Casi nada me has dado... ¡Casi nada!

©Rufina

Lo justo



Lo justo


Innombrable se arrastra bajo piedras-milenios,
testigo de batallas en guerras reinventadas
llenas de amados rostros echados al olvido.
Llamados escogidos atacaron raíces;
la sangre entre hermanos se mezcla, derramada.
No se abrazan palabras y el terror aglomera
las manos desoladas donde seres sin nombre
buscan con desespero otras manos que salven.
Mentiras divididas pegando al viento-muro
donde el maná no llega porque existe grosura...
se esconden reafirmadas por el miedo y el odio,
mientras hambre y miseria ahogan los futuros.
Debajo de las piedras clama el crujir de huesos,
los odios fraternales que en mitad de la muerte
provocan en las guerras partos interminables
sin contar nacimientos. Mientras, se hace imposible
que los niños se duerman sin temor a la noche,
las miradas seguras busquen el horizonte,
la tierra en agonía sea limpia de la sangre
que ha tornado la historia en perennes sollozos.
El Universo es uno para lo repudiable:
Surgen los alaridos de todas las esquinas,
del fondo de los mares, la inmensidad del cielo,
todos los elementos y todas las galaxias.
El dolor se hace uno y se expanden razones
para exigirle al mundo retomar la cordura,
terminar con el vicio de las iniquidades...
¡Y abrirse en un abrazo donde quepamos todos!

©Rufina



Engranaje


Engranaje


Imperceptiva esencia
llenará los rincones donde la luz no alcanza,
en el toque entre piezas que sin prisa se rinden,
cada punto de blanco perderá su pureza
al empuje sutil de una mano que, experta,
derriba resistencias... temblores,
caminando veredas, uniendo sus pedazos.


Irá venciendo retos en las altas montañas
hasta atisbar más lejos...
al abismo albacea de mieles y ambrosía
que en su oscuro misterio ha de tragar las piezas
de un juego que termina cabalgando en las alas
de extenuado pegazo...


Rufina

Me pasa



Me pasa

Me abandonas en medio
de la oscuridad más densa.
Me sacudes y obligas
al sueño más profundo.


Me raptas, me posees
alejándome del mundo...
Me llenas de promesas
con tibieza y placeres,
me odias... ¡y me quieres!


Dominas con tu voz,
me seduces, me elevas,
enloqueces, arrebatas,
agudizas sentidos...
por la senda, perdida,
me llevas de la mano
al borde del abismo
desde donde me lanzas.


Al filo de la muerte
me levantas, me ennobleces
y como haciendo nada...
¡me devuelves la vida!


©Rufina




Oferta

Oferta

Abismos profundos
esperan al hombre
que encuentre mis ojos
y ose amarme...

Él,
su instinto
las noches
esperan mi guía.


En grito de guerra
empuño la lanza,
abro los abismos...
¡el amor habita!


Rufina

Oportuno



Se han abierto los caminos
donde cada piedra tiene
conocido nombre propio,
el viento levanta el polvo
donde se guardan los pasos
de cada hombre intentando
vivir para dejar huella;
un hálito les arrastra
rompiendo toda frontera,
dueños del espacio-tiempo,
venciendo las dimensiones…
superando cada meta.


Por doquiera se aparecen
reafirmando su fluidez
en un ciclo que se muestra
a cada uno en el tiempo
de llegada y de salida,
en la perfecta simbiosis
del morir para dar vida,
en la noche que repite
su marcha de madrugada.
Magnificente proceso
el sin igual engranaje
que hemos dado por perdido.


©Rufina



Mírame+



Mírame

Mírame amor, que tengo todos los colores
del alba en la piel para darte.
Deléitate en el reflejo tibio del sol
que brilla en mi sonrisa quieta
sobre tus intranquilas aguas
y busca la húmeda frescura
de la brisa entre mis pechos.

No me sueñes perfecta, ni hermosa, ni tuya;
sólo acéptame plena, transparente, sencilla
y deshace las escolleras
que protegen mis costas.
¡Embísteme implacable!

Mírame amor, que las gotas de rocío
en mi cabello de viento
esperan que las bebas antes de evaporarse
y los prismas que reflejan
mañana no brillarán igual.
No imagines mis ojos, mis manos, mi cuerpo...
no quiero que duela el desencanto.

Mírame amor, internízame, retenme, víveme...
haz tuyos mis sabores
y liba alimentándote, la ambrosía de mis mieles.
Invade mis espacios, redescubre,
reconquista... ¡inunda!
Edifica tu castillo en la cima más alta
y hurga en el abismo más profundo.

Después de hacer el amor,
bésame los ojos, las sienes
y déjame ser quien llene de dicha tus espacios
viviendo en la profundidad de tus misterios.
Mírame amor, porque cada mañana
soy nueva criatura en tí...
¡enamorada!

©Rufina
2-28-2007





Intimo I

Aquella primera vez
de espaldas a la puerta.

Las sábanas hablaron:
mezcló aromas, sudor...
Cabello, lágrimas,
temblores y rubor;
la marca de mis dientes
en la almohada:
¡caída al vacío!

Gritos, ecos constantes
de abismos profundos;
tus ojos, el pañuelo,
mis uñas en tu espalda
y tatuado en tu cuello
el carmín de mis labios.

La puerta a la espalda.

©Rufina


Indecifrable



Indecifrable

Te escapaste en el humo
y no supe si eras de vapor o de fuego,
esotérico espanto o espejismo sublime.
Tu mirada amorosa se perdió entre mis manos,
apenas distinguía tu sonrisa de beso
y tu gesto apacible se borró de mi pecho.

Moviéndose en el aire quedó tu voz quebrada...
tus brazos extendidos se hicieron transparentes
y mi nombre en suspiros se mantuvo en tus labios.
Te escapaste en el humo.
No pude retener ni siquiera recuerdos
de lo que un día fuera el más hermoso sueño.

©Rufina




Cicuta genética


Cicuta genética 

Espacios ignorados siguen siendo.
Nace un niño cada minuto,
se mueren miles cada hora. 
Los pechos secos habrán de rendirse
ante insatisfecha
demanda.
El instinto obliga a olvidar,
hasta que un golpe de hambre recuerda 
el fétido hedor de huesos.

La lluvia arrastra lo poco sembrado:
maíz, madre, hermano, hijo...
¡Trago amargo este esfuerzo por morir!

Papeles, números y sellos,
cuentas mal hechas de quienes se venden  
sumando por cientos, coleccionando 
las afrentas como medallas
que se han oxidado expuestas 
a los honorables orines 
de algún ácido indigente.
Sobrevivir es lo de menos
donde no hay ave que encuentre ramas
ni una mínima idea impensada.
En medio de furiosas corrientes
que desconocen la mesura
se saborea sin prisas la amargura.

Los buitres esperan pacientes
y el hombre no quiere su hora.


©Rufina

2015




A ese Amor

A ese amor

Cuando intento entender ciertas cosas... ¡me rebelo! Reniego, enfurezco... y esa parte humana tan dañina que todos llevamos dentro sale a flote y duele. ¡Duele profundamente! Posiblemente, el solo hecho de haberte hecho partícipe de mí, me hace sentir algo 'acorralada', porque he sentido el deseo de ocultarte algunas cosas (muchas veces por no herirte), pero termina ganándome el amor... y el amor que he conocido, para bien, es el lleno de verdades y especialmente de luz... con todas sus consecuencias.

No hablo del amor como lo conoce todo el mundo, en el contexto afectivo, emocional o carnal... sino de ese amor que hemos aprendido a sentir y a compartir casi sin darnos cuenta y que surgió de la inmensa necesidad de simplemente ser nosotros mismos, con nosotros mismos, en nosotros mismos, y de la terrible agonía de no tener quién recibiera lo bueno que podemos ofrecer, ni quien nos reciprocara sin engaños y miedos. Muchas veces me refiero a ese amor como único sé y sabe todo el mundo, utilizando vocablos aprendidos con definiciones específicas y maleadas. Más no es así de la única manera que lo siento y no es así la única manera de sentirlo. Es casi inútil de explicar por lo invariable y muy difícil de asumir por lo inmenso.

Hablo de ese amor que de alguna manera ha logrado que poco a poco aceptemos nuestras debilidades haciéndonos más humildes, pero mucho más fuertes; ese que ha ido limpiándonos de las amarguras, el abandono y la absoluta tristeza; ese que ha permitido que contemplemos el mismo horizonte desde diversas perspectivas. Ese amor que ha roto barreras de tiempos y espacios para hacerse presente en la ausencia; que ha dejado sueños en los vuelos del alma; nos enfrenta a nuestros miedos y nos permite expresar las realidades como las percibimos, asumirlas como son; que se muestra abiertamente, que se lee en nuestros rostros, se asoma en nuestra mirada y se escucha en nuestra palabra, en el castañeo de nuestra risa, la pureza de nuestras lágrimas; el que ha creado en nuestras mañanas nuevos colores de luz y en nuestras tardes recién nacidos atardeceres. Ese que espontáneo y honesto nos celebra un logro, muestra una sonrisa, apoya una empresa, acaricia sin penas, consuela en la derrota, llora una decepción. ¡Nos llena de compasión!

A ese amor me refiero y no a otro. El que me gana por entero, vertical, fiel y transparente; fuerte, cruel, tierno, sublime, verdadero... soñador, turbio, suave, engañoso... ¡Humano! ¡Divino! Que es parte de nuestra naturaleza aunque le neguemos y gana por conciencia, por justicia... ¡no por sentidos y deseos! ¡Ese es el amor que nos hace grandes! Nos revela contra lo que no es y nos dirige a lo que necesitamos y merecemos irremediablemente, porque la Naturaleza en Su Sabiduría no tiene espacios para los errores, ni la Justicia de Su Divina Humanidad servicio a lo necio, quereres a destiempo o sueños irracionales... ¡Ni a realidades inventadas!

Ese es el amor al que me refiero; el de entrega sin preguntas, cuidados sin medida, cariño profundo sin razones o esperas, el que empuja a la dádiva alegre y no a la posesión obligada. ¡El que me ha dado muchas otras razones para vivir y me ha hecho tan humana que casi soy divina!

A ese Amor me refiero... ¡a ese!

©Rufina

Adivinanza




Adivinanza

No se haya en la forma,
el tamaño o volumen,
lo frugal, duradero o en el vocablo nímeo,
metafórica imágen que intente describirle.
Toda apariencia cabe
dentro de su dominio,
como cabe una imagen fuera de lo que abarca.
Imposible llamarle sin haberlo escuchado;
tan difícil saber si define algún rostro,
como el adjudicarle determinada hechura.


En su uso señala, posesiona y describe...
etiqueta y limita abarcar los espacios.
Pertenece a cualquiera,
cualquier cosa le tiene...
Descalzo pareciera que el vestido que inventa
está hecho de ajenos, desteñidos retazos,
y sus caminos nuevos
han andado otros pasos.


©Rufina

LA NOCHE


La Noche

Llega el reposo
después del grito
cuando se funden
la oscuridad,
el silencio
profundo de la fronda,
el camino entre grietas...
y la noche.

Robado el nombre al origen,
diversificadas las cosas,
se funden lo ínfimo
y lo sagrado
en el juego
único

que designa
la perpetuidad
de un nombre
sin silencios.

©Rufina
25-2-07


Carpe Diem+



Carpe Diem

No ha de ser una pena, una herida,
un descuido, lo que fije la hora,
el momento preciso, manera y duración
de la entrada al lugar donde todo es la nada
y nuestra humanidad se torna insoportable.

No hará falta la urgencia, deseo de transitar,
apresurar el paso o hacer el menor ruido,
si nada ha de evitar enfrentarnos al reto,
temiendo a la llegada que antes nos jactamos
de poder controlar.

No hará falta tener alas de mariposa
para sentir quemarse llegando cerca al fuego,
ni existirá locura que algo justifique;
alargar junto al tiempo la agonía ganada
es faltar con descaro a las reglas del juego
y aunque no lo aceptemos...
¡es dejarnos ganar!

©Rufina