Pero "nada hay oculto que no haya de ser manifestado, ni escondido que no haya de salir a la luz"... Y habiéndolo añorado, aún me sorprendió redescubrirme tan de pronto, y encontrar el valor de hacerlo de la mejor manera. Por supuesto, no lo hice sola. No puedo de ninguna manera jactarme de eso y no quiero, porque mi naturaleza dejaría de ser si cometiera semejante barbaridad. Gracias, amor bueno y limpio... ¡Gracias por estar hasta que sea!
De ti aprendí (en este proceso que pensé iba a ser más doloroso) que siempre hay sol mañana; que a los gatos no se les acaricia a contra pelo; que a todos nos duele cuando nos pellizcan; que el descuido deteriora al espíritu tanto como al cuerpo; que llorar cuando se tienen ganas y sin razones, es la mejor medicina para el sufrimiento; que no se puede dejar de escuchar al corazón cuando nos habla; que los riesgos son necesarios para ganar cualquier batalla; que el miedo es el peor enemigo del crecimiento espiritual; que deprimirse puede evitarse encontrando quien nos apoye; que quien no nos quiere no nos merece; que quien no se pierde nunca llega a ningún lugar; que hay siempre alguien con mayor necesidad que uno; que el mundo no fue creado en diez minutos ni será destruido en cinco; que lo que más creemos conocer es lo que menos sabemos; que convicción sin acción no basta; que el amor muere por abandono; que nadie se muere por nadie; que esperar a mañana no nos permite disfrutar el hoy; que nuestras posibilidades reales no se limitan a nuestra capacidad física; que cuando se quiere se puede; que se debe querer siempre; que lo único que realmente te pertenece es el conocimiento; que un diploma no te hace mejor ser humano; que lo que crees tuyo ciertamente no morirá contigo; que nadie es indispensable; que los contratos se crearon para ser rotos; que ninguna idea es real sino se desarrolla; que las metas se trazan para alcanzarlas; que si hay una piedra en tu camino y eres incapaz de moverla, siempre puedes saltar sobre ella; que la fe sí mueve montañas; que la ignorancia es pecado; que el respeto de los demás comienza donde termina el tuyo; que el tratar de complacer a los demás es siempre inútil; que si no eres feliz es por tu incapacidad para amarte; que lo que debes a otros no es solo lo que te han dado; que lo exterior no es importante; que los pies, para caminar, siempre se colocan uno frente al otro; que los temores todos son infundados; que la montaña se hace más alta cuanto más cerca estamos de la cima; que no hay justificaciones para el resentimiento; que ninguna experiencia se repite; que una sonrisa siempre es devuelta; que la compasión es lo que cierra la brecha entre las generaciones; que no es importante lo que piensas si no lo tienes en tu corazón; que el empeño determina tu triunfo; que la excelencia no se improvisa; que el luto no debe existir; que no debe detenerte el tiempo ni la distancia; que mañana no existe; que alucinar sobre el futuro destruye; que la humildad no se puede fingir.
¡Que hay que celebrar la vida! ¡Y amarla con todas sus consecuencias!
¡Con todas sus consecuencias!
©Rufina