Se han abierto los caminos
donde cada piedra tiene
conocido nombre propio,
el viento levanta el polvo
donde se guardan los pasos
de cada hombre intentando
vivir para dejar huella;
un hálito les arrastra
rompiendo toda frontera,
dueños del espacio-tiempo,
venciendo las dimensiones…
superando cada meta.
Por doquiera se aparecen
reafirmando su fluidez
en un ciclo que se muestra
a cada uno en el tiempo
de llegada y de salida,
en la perfecta simbiosis
del morir para dar vida,
en la noche que repite
su marcha de madrugada.
Magnificente proceso
el sin igual engranaje
que hemos dado por perdido.
©Rufina
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