Llovía
y el opaco cristal de la ventana
miraba hacia la puerta de salida
sin saber si ibas o llegabas,
si podría sostenerte la mirada
o se haría pedazos, dolorido.
No sabía
si distraído escribirías mi nombre
en su gris empañada superficie,
buscarías de mi cuerpo el reflejo
en agónicas luces escondidas
o no te darías por aludido.
Llovía...
en la noche, se le hacía la espera
más amarga en la estática quietud
que el húmedo frío-calor empañaba.
A la puerta de salida dirigía la mirada
sin saber si llegabas o te ibas...
si la mortecina luz de tonos grises
detrás de ti con dolor se apagaría.
©Rufina
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