Guirnaldas de luciérnagas adornan
sus cabellos hilados de plata.
Mágica aparición perdida de noche
en la verde espesura,
como un duende grande que sale a buscar
estrellas que bailan sus alegres brillos.
Su figura viste con falda de rafia,
cintas coloridas y flores robadas;
se calza alpargatas y come ilusiones
con el tiempo eterno que nunca le alcanza.
Todos la describen, no la ha visto nadie
y escuchan sus pasos cuando llueve fuerte.
Dicen que en el rostro lleva la sonrisa
de quien no ha perdido ninguna esperanza
y espera paciente que llegue la muerte.
Rufina
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