No existe luna lejana,
ni distancia a las estrellas
para la mujer entera
que en Ingrid se manifiesta.
Tiene la frágil hechura
de la mujer delicada
que sabe de mil ternuras;
la sonrisa amplia, honesta...
y en sus ojos se refleja
la picardía coqueta
de la mujer que se sabe
dueña de todas sus metas.
Le adornan entre otras cosas,
la bondad y la dulzura
y es generosa al momento
de mostrar sus emociones...
de manera que no es raro
que a este punto de su vida,
no haya llegado un valiente
a componerle canciones.
Y aunque no necesita
el apoyo de quien quiera
hacerle tal vez, la guerra,
le pido a Dios que bendiga
a esta mujer integral
con un ser que sea su igual,
que la estime y que la ame...
y valore la hermosura
de su clara honestidad.
Y agradezco desde el alma
tener la oportunidad
de gozar la bendición
de haberla conocido,
y que sin verdad a medias
pueda tener en mi vida,
ese tesoro invaluable
que es su sincera amistad.
Rufina
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