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sábado, enero 19, 2019

Que todo caiga

Que todo caiga

Esperar que todo caiga por su peso, resulta en extremo cómodo cuando el miedo nos petrifica, deteniéndonos... Pero esperar teniendo clara conciencia de que tememos, es irresponsable e imperdonable, porque no hay justificación alguna para no ver mientras estamos mirando y no aprender de lo que claramente se nos está mostrando. Lamentar el resultado de la espera pensando en lo que no fue, resultaría en una redomada estupidez... de esas que repetimos constantemente, creyéndonos los dueños de un espacio que no nos pertenece y al que no le estamos agradecidos a pesar de que toda una vida está manteniéndonos.
Confrontarnos a nosotros mismos es el miedo que nos detiene, porque nunca llegamos a conocernos realmente, intentanto ocultar la miseria que nos prejuicia y nos lleva a negarnos oportunidades hermosas, que terminan siempre en las dolorosas enemigas que nos destruyen: negación, frustración y rencor; consabidas consecuencias del no haber aprendido a ver lo que se nos ofrecía vivir en su momento. No podemos negarnos que tenemos lo que hemos querido... siendo que jamás nos atrevimos a luchar por lo que quisimos.  Por eso el quejarnos no es salida, y el intentar volver a atrás solo nos dejaría con el amargo sabor del cruel fracaso y la constante frustración de haber perdido nuevamente el tiempo.

Rufina

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