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sábado, enero 19, 2019

No hay tiempo

No hay tiempo

Tan viejas y lentas se hicieron las horas, 
que desde su muerte vestida de vida 
lloraban los vientos espacios perdidos 
la agonía obligada a ser compartida.
Y en la zapatiesta de idos recuerdos, 
se morían las cosas pensadas de siempre
que no fueron hechas, y el hábito nulo 
de estar lamentando olía al perfume
de las obras muertas.
Entonces no hubo manera posible 
de curar el álgido ambiente de vientos,
de muerte y de angustia... 
de aleteos perdidos y disertaciones opacas y mustias. 
No había el espacio para orear los sueños 
y las ígneas horas consumían infames,
lentas y pesadas lo que aún quedaba... 
El hedor a muerte, lo invadía todo 
y se hacía más denso.
Tan viejas y lentas se hicieron las horas, 
que en la loca angustia compartida a medias, 
murieron de miedo recuerdos 
de siempre y hábitos hechos. 
La agonía incisiva un día compartida 
se nos hizo férrea, como aguda arista, 
filosa y dañina... y flagrante huyó, 
¡colmada de vida!

Rufina



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