Pavana para el otoño
Horas perdidas se cuentan doble
los grises del cielo se reflejan
en espejos sobre el pavimento,
en cada inclinación del suelo
ángeles ciegos, entristecidos
buscan sus rostros llenos de sueños rotos.
Todo transita sumido en ese
sopor que invita a buscar tibiezas
en un cuerpo suave que se rinda
con derroche al más loco desvelo
y tenga certeza de que al alba
no será el mismo.
Las horas se harán menos grises
hojas muertas romperán espejos
los ángeles hallarán sus rostros
y colgados al vuelo de sueños
les abandonará la tristeza.
Los otoños...
están colmados de soledades.
©Rufina
octubre 2011
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