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domingo, febrero 27, 2011

Pajitas que le caen a la leche

Carajo, no llega lluvia,
ni se asoma la frescura.

En la mesa un paño viejo
protege al pan de las moscas
y el aroma de mar fresco
en el pescado que cuelga
de un clavo cerca al fogón
mientras la quema de caña
tiñe de carbón la mesa.

Los olores se confunden 
entre la sopa de pollo,
viejo caldero que hierve,
melao, café, mamposteao...
Sudor de negro en la tala,
lavanda, sábanas limpias,
algodón recién plancha'o.

El sol hace que el zinc cruja,
sobrecalentando el rancho
y las moscas hacen fiesta
con las escamas y tripas
-residuos en la basura-
del pesca'o que es pa'la cena.
Carajo, no llega lluvia,
ni se asoma la frescura.

Del batey no se ha salva'o
más de un maso de verduras
y las gallinas no ponen
desde que el agua no llega.
Doña Juana con sus rezos
quiere callar al coquí
y el salitre ha corroído
todas las bisagras nuevas.

En la fila del mercado
se hacen un garabato
queriendo rendir el peso
y el gobierno que se niega
a asumir sus realidades,
vende el culo por botellas
aunque se nos joda la Isla,
argumentando que, siempre,
tienen la conciencia limpia.

Carajo, cuándo será
que soplen brisas tranquilas, 
que el rancho no recaliente,
que no se malogre el pan,
dejen de joder las moscas,
que salgamos y encontremos
un horizonte más ancho.

Carajo, no llega lluvia,
ni se asoma la frescura...



©Rufina


lunes, febrero 21, 2011

Llegará el tiempo

"No más migajas de maíz para mí, no más, no más,
No más latigazos del amo para mí, no más no más..."[viii]
- Letanía de negros esclavos, Puerto Rico -1570-1600 

De residuo y esperas
se nos llenó la casa
se hizo el horizonte
forzoso gris olvido
imponiendo inconsciencia.

De vuelta de los males
todos esos dolores
las más duras miserias
sobre un norte marcado
con pasadas torturas
se mantiene a la espera
de que se abra la ruta
brillante visión 
perdida en las heridas
de espinas, sangre, fuego 
sudor y desencanto.

Cuando vuelva marcando
el camino a la entrega
de una verdad tan grande
que no cabe en el cielo
y nadie ha querido ver...
No quedará serpiente
que aún mudando el cuero
se salve de la angurria.

Mientras, las anegadas
sombras caminan hasta
donde el destino mece 
impaciente a la tierra
que muere de dolor
el fuego no deshace
los témpanos de hielo
sembrados en el alma
y el grito angustioso
parece deshacerse.


Tan doloroso espacio
no tolera el empuje
de conciencias despiertas
y supremas verdades.
Brillante visión
llena aquél horizonte
y de un parto forzoso
surge abierta la ruta
y ni todos los males,
ni todos los dolores
o todas las miserias
felizmente podrán
perpetuar las esperas.

©Rufina

sábado, febrero 19, 2011

Temo y amo



No pude ver el borde de tu falda.
El siempre eterno enemigo del hombre,
venció mi gran sueño.
No sé porqué les temo,
¡Si es que las amo tanto!
Bravura salvaje, hondos misterios,
ricos tesoros... Inmenso padrote.

¡Devorador de hombres!
Bello espejo del cielo,
que una vez acarició mis carnes
despojadas de vergüenzas
(cuando aún era joven).
Cuando aún era joven 
volveré temeraria,
y atada al desafío,
¡Mojaré en él mis pies!

©Rufina 

jueves, febrero 17, 2011

A ese Amor


Cuando intento entender cosas... ¡me rebelo! Reniego, enfurezco, y esa parte humana tan dañina que todos llevamos dentro sale a flote y duele. ¡Duele profundamente!
Posiblemente, el solo hecho de haberte hecho partícipe de mí, me hace sentir a veces algo 'acorralada', porque he sentido el deseo de ocultarte hechos (muchas veces por no herirte), pero termina ganándome el amor... y el amor que yo siempre he conocido, para bien o para mal, es el siempre lleno de verdades y especialmente lleno de luz, con todas sus consecuencias.
No hablo del amor como lo conoce todo el mundo en el contexto afectivo, emocional o carnal... sino de ese amor que hemos aprendido a sentir y a compartir casi sin darnos cuenta y que surgió de la inmensa necesidad de simplemente ser nosotros mismos, con nosotros mismos, en nosotros mismos, y de la terrible agonía de no tener quién recibiera lo bueno de nosotros, ni nos reciprocara sin engaños y miedos. Muchas veces me refiero a ese amor como único sé y sabe todo el mundo, utilizando vocablos aprendidos con definiciones específicas y maleadas. Más, no es así de la única manera que lo siento, y no es así la única manera de sentirlo. Es casi inútil de explicar por lo invariable y muy difícil de asumir por lo inmenso.
Hablo de ese amor que de alguna manera ha logrado que poco a poco aceptemos nuestras debilidades haciéndonos más humildes; que ha ido limpiándonos de las amarguras, del abandono y la absoluta tristeza. Ese que ha permitido que contemplemos el mismo horizonte desde otra perspectiva. El amor que ha roto barreras de tiempos y espacios para hacerse presente en la ausencia; el que ha dejado sueños en los vuelos del alma; ese que nos confronta con nuestros miedos y nos permite expresar las realidades como las percibimos y a asumirlas como son. El que se muestra abiertamente, que se lee en nuestros rostros, en nuestra mirada y se escucha en nuestra palabra, en el castañeo de nuestra risa, en la pureza de nuestras lágrimas; el que ha creado en nuestras mañanas nuevos colores de luz y en nuestras tardes recién nacidos atardeceres. Ese que espontáneo y honesto nos celebra un logro, nos muestra una sonrisa, apoya alguna empresa, nos acaricia sin penas, nos consuela en la derrota... ¡Nos llora una decepción! ¡Nos llena de compasión!
A ese amor me refiero y no a otro... El que me gana por entero, vertical, fiel y transparente; cómplice de travesuras, fuerte, cruel, tierno, sublime, verdadero... soñador, turbio, suave, engañoso... ¡Humano! ¡Divino!
Ese amor que es parte de nuestra naturaleza aunque le neguemos. Ese amor que gana por conciencia y por justicia... ¡no por sentidos y deseos! ¡Ese es el amor que nos hace grandes! Ese que nos revela contra lo que no es y nos dirige a lo que necesitamos y merecemos irremediablemente, porque la Sabiduría de la Naturaleza no tiene espacios para errores, ni la Justicia de su Divina Humanidad servicio a lo necio; ni quereres a destiempo, ni sueños irracionales... ¡Ni para realidades inventadas!
Ese es el amor al que me refiero; el de entregas sin preguntas, el de cuidados sin medida, el de cariños profundos sin razones o esperas, el que me empuja a la dádiva alegre, no a la posesión obligada. ¡El que me ha dado muchas otras razones para vivir y me ha hecho tan humana que casi me torna divina!
A ese amor me refiero... ¡A ese! 

©Rufina

miércoles, febrero 16, 2011

Tránsito


 
Llegando al camino,  
le encontró desde el centro 
carcomido, alterado y gastado...  
Le había caminado tanta gente,
que sintió que su esfuerzo  
vencía al raciocinio y la verdad 
volaba  escapando a las manos.  

Tallados en piedras  encontró 
nombres, en las ramas resecas  
de milenarios troncos los trapos 
desgarrados que ardieron al viento; 
mil sueños en las huellas
de los que se quedaron.

Los desiguales pactos mostrados,
incomprensibles odios y vidas 
hechas polvo volvían a los tornos 
con una tierra nueva, 
de textura flexible, 
inventada herramienta
y con nuevas promesas.

Le había caminado
por siglos tanta gente,
que apenas sin mirarlos reconoció 
los nombres, uno en cada piedra,
y besando los trapos acariciaba
huellas que nunca terminaban.
Con una tierra nueva,
quimeras hechas polvo
y una alada verdad
apoyada en sus manos.

©Rufina


martes, febrero 15, 2011

Repeticiones


Había estado encerrado
en aquél pequeño espacio
con los gritos amarrados
 al pliegue de una cortina
en una falsa ventana.
 La promesa era razón
perdida en helada lluvia
las entregas sin futuro
soñadas en el cansancio 
de aquellas perdidas horas
cuando eran miedos al centro
sin alertar los sentidos,
y muchos se despedían
sin haberlo programado.
Al final la pasión
 encontraba luz en todo
lo que creía su cielo
de cal, de arena, de viento.
Estuvo encerrado así
y sin conocer salida
se negaba una mirada
 a las causas del despecho
y contra el pecho apretando
todas las lágrimas, todas...
En aquel pequeño espacio 
despidiéndose de muchos
con la razón por promesa 
y los miedos desde dentro
cielo, cal, arena y viento
y contra el pecho apretando.
Apretando contra el pecho
las lágrimas... Todas ellas.


©Rufina




lunes, febrero 07, 2011

Y tanto


No podemos negar nuestra Naturaleza, aunque querramos de alguna manera cambiarla.
La concepción de nuestras responsabilidades en los roles que nos hemos distribuido es tan diferente como nuestra visión de lo que debe ser, y buscando una reconciliación... sólo hemos tornado las cosas más difíciles. 
Nos hemos complicado inútilmente. 
Nos hemos alejado cada vez más, en el afán de acercarnos a buscar razones, entender verdades y a dar perdón. Nos hemos abandonado por egoísmo. Tenemos la culpa aunque nos neguemos, por querer ser fuertes sin saber primero que no es más débil quien tiene humildad... y se ha recrecido desmedidamente nuestro narcisismo. 
Hablando de géneros, el poder se mide a base de fuerza y de posesión, como si la diferencia fuera solo un sexo.
El machismo se ha impuesto por milenios, y aunque lo duro, alto, fuerte y erecto nunca permanece, y cuando cae el golpe es más fuerte, la pedante fama de su hegemonía aún prevalece, aunque no halla forma de parar a un muerto. A lo alto, fuerte, parado y erecto, el caer  lastima su ego de muerte. Pero hay contraparte: aquello que cual ciclo, se mueve redondo, creativo, constante, y valioso estuche destinado a guardar y retener el sagrado privilegio de crear vida.
No podemos negar nuestra Naturaleza, aún nos empeñemos en minimizarla haciéndola competitiva. Porque es ley de vida, así como el ciclo, que lo alto caiga y que lo redondo... pues...
¡Continúe rodando!

©Rufina 

Devastación



Es todo oscuridad.
Nada nuevo ha surgido de la espera de luces.

Devastó la tormenta.
Quedó el agua cubierta de muertos
y los vivos queriendo morirse.

Los que pueden se cubren los ojos
y los ciegos...
¡Han visto demasiado!

El agua nos ablanda como arcilla,
nos perdemos en las coladeras
mezclándonos en las cloacas 
con desechos
y mierda.

En esta oscuridad
no logramos encontrarnos.
 No sabemos si las luces llegarán a tiempo.
Seguimos esperando aferrados a la idea
de que sea la última vez
que se cubra el agua de muertos
y perdamos la vista.

 ©Rufina



Quieto



Totalmente abandonado, ignorado y perdido...
En un rincón se arrumba, sin dirección, sin ego.
¡Colmado de recuerdos el gran vacío de olvidos!
Pisoteado, sollozando, dolorido, herido,
sobre el pecho desnudo, lastimado en las batallas
que nunca fueron suyas, atesorando lo amado
y callado, en espera del necesario sosiego.
Reticente ante el miedo de lastimar a terceros,
tolera peroratas de lipotímeros ciegos
y resignado, solo, en medio de un profundo foso,
fortaleza inamovible disfraza su figura,
sustentando mil mentiras para seguir muriendo
en ese gag permanente que justifica el miedo
de darle frente a la vida y asumir la cordura.
Quieto como otro mueble escogido al antojo de otro,
convertido en el perfecto funcional complemento
al lugar que algún día fue fiel morada de sueños,
por inercia se ha tornado en patética tumba
de todos los futuros, de las vividas historias,
de honestos sentimientos, espontáneos sonrojos,
de aquella fortaleza que ante el descuido se arrumba.
Quieto, abandonado, solo, ignorado y perdido...
En un rincón dejado, sin dirección ni estima.
¡Colmado de recuerdos el gran vacío de olvidos!

 
 ⓒRufina
 

domingo, febrero 06, 2011

Fantasma



Guirnaldas brillantes adornan
sus cabellos hilados de plata.
Mágica visión perdida de noche,
la verde espesura protege su imagen.
Como un duende sale a buscar
estrellas y alegres danzantes.
Su figura viste una falda de rafia,
cintas coloridas y flores robadas;
se calza alpargatas y come ilusiones
de tiempos eternos que nunca le alcanzan.
Todos la describen, no la ha visto nadie
y escuchan sus pasos cuando llueve fuerte.
Dicen que en el rostro lleva la sonrisa
de quien no ha perdido ninguna esperanza,
y paciente espera que llegue la muerte.

Rufina


Te imaginé




Te imaginé como eres, niña de mis ojos.
Con el cabello oscuro, rizado y fino,
con tu carita suave de ojos vivarachos,
grandes, negros y dulces.
Con la inocencia hermosa al comenzar
la vida y la sonrisa plena, curiosita
y coqueta que enternece al más duro
y derrumba al más fuerte.

¡La niña de mis ojos que ya no es tan niña!
Los años te han formado, pequeña jovencita,
en el capullo tierno que promete
tornarse en la más bella rosa.
Te imaginé como eres, niña de mis ojos.
Fragante y pudorosa, aplicada 
y feliz de poder ser tú misma,
agradecer la vida y adquirir fortaleza.

Te pareces a Mami en muchas de tus cosas,
y tienes de tu padre la forma de la cara
el blanco de los dientes, los ojos y la boca.
Pero eres mi niña, la niña de mis ojos.
Tú, alma colmada de sueños
corazón compasivo y mirada franca.
¡La niña de mis ojos que ya no es tan niña! 

Esa de tan rebelde, aún tiene pataletas
y reta a la vida sin esperar mañana.
Te imaginé como eres, niña de mis ojos.
Orgullosa y humilde, luchadora, ambiciosa...
Amante de la vida, incansable estudiosa.
Mi niña de ojos negros, que parece muñeca...
¡aún si no se maquilla!


Casi


Sí, casi que me desdoblo, 
que me quemo, que gravito...
Casi que se desgarra 
esta carne donde habito
sin haberde expandido 
y sin saberse presente.
Casi que mis pies se alzan, 
que mis manos llegan prestas,
casi que el viento destruye
los prismas de la conciencia.

Sí, casi remonto mi vuelo 
y paro cientos de hijos,
casi se pierden los sueños 
y se fermenta el aliño
que adornó con sus perfumes 
mis días de adolescente.
Casi que no acomodo, 
que no me incita la aurora,
que no recibo si pido, 
que se secan las raíces...
¡casi que dejo ir los frutos 
que costaron una vida!

Casi que me estoy de pie, 
que no existen los ahora,
que me vuelvo a desdoblar, 
que mi cielo desvanece.
Casi, casi, me estremece 
el dolor de no encontrarme;
casi me abandona inerte, 
casi contamina el alma...
y entre ausencias y distancias, 
me hago algo cobarde.
Casi que al fin me sacudo, 
casi que abro los ojos...
casi que veo el camino 
sin luces de fantasía.

Sí, casi que no lo celebro 
por miedo a hacer el alarde;
casi que pierdo la llave 
para abrir los mil cerrojos
que convirtieron en noches 
lo que aún era de día.
Casi gravito y me quemo, 
casi ni siento, ni veo...
Casi que se caen las hojas, 
que se mueren mis raíces...

Sí, casi me consume el tedio, 
casi me mata el hastío,
hasta que casi me encuentro, 
y entre que pierdo y no pierdo,
empiezo a llegar tan cerca, 
que mi alma se resiente
cuando en el vuelo sin alas, 
casi soy algo más mío.

ⓒRufina - 2009


De igual manera




De igual manera

¿Quién permanece por gusto en la agonía
de conocer que el paso de los días
solo hará más vacía y más amarga
una vida de infierno con las largas
esperas en mil noches sin poesía?
¿No es el amor lo que sostiene
cuando el latido de las sienes
se hace más fuerte y doloroso
en cada encuentro tormentoso
soñando noches de placeres?
Y no es normal a todo el mundo
el amor que se vive sin tocarlo...
Pero es tanto el corazón y tan confuso,
que nada extraño es que profundo
se arraigue una ilusión para llenarlo.
Importante es que la muerte
mientras no existe una quimera,
desaparece al acto en el momento
de llegar a la vida quien nos quiera,
quien alivie el dolor de los tormentos
y se deje querer de igual manera.

ⓒRufina



Me dejaste



Me dejaste

Me dejaste colgando del relámpago ardiente
que provocó estampidas, espasmos de muerte,
tan cerca del cielo llegué en aquél momento,
que alcanzaba los astros aún sin pretenderlo
y mi boca colmaban de nubes los suspiros.

Casi llegaba, rauda, hasta el séptimo cielo,
cuando en medio de todo volvió la realidad:
se rompió el encanto, el placer compartido,
en el sueño, con llanto colmado de gemidos,
se resumían ansias, el dolor, el tormento,
en la inmensa tristeza de nuestra soledad.

Y me quedé colgada, tal vez desprotegida...
con la amarga y frustrante sensación de la ida
que provoca el a medias de este amor de los dos.
Sintiendo los espasmos interminables, fuertes
y el relámpago hiriendo con su fuego la piel
donde ya antes tus labios estuvieron besando
en ese viaje al cielo que empecé y no logré.

Casi llegaba, casi... pero vendrá mañana,
y estaré como siempre, esperando que llegues
a intentar nuevamente comenzar estampidas,
a alcanzar esos astros, a retener la vida
que amándonos logramos en sueños reinventar.
Ah! Estaremos mañana amándonos de nuevo,
imaginando encuentros, alimentando el fuego
que algún día sin duda... ¡podremos apagar!

ⓒRufina 

Otoño


Otoño

Se mueven, se revuelven,
Se mezclan, se alborotan...
¡Intento infructuoso el negarse a morir!
Ráfagas sacuden, tuercen y someten...
como si castigadas
se hicieran obligadas a la danza asistir.
De la nada acompañan
la lágrima de doncella...
acabada y la dura espera de la caída.
Se mueven, se revuelven,
se mezclan, se alborotan, se sacuden,
se tuercen, caen.
Castigadas se someten...
acompañadas por lágrima...
¡Obligadas, asisten a la danza!
¡Triste intento infructuoso el negarse a morir!
Frío muerte marchita la arrogancia.
Los ocres y morados rebeldes se resignan.
De la nada acompañan
la doncella acabada
y... la dura espera de la caída;
¡Para asistir a la danza!
No sin dejar de moverse,
revolverse, alborotarse, torcerse,
sacudirse, rebelarse, caer...
negarse, mezclarse, llorar castigadas,
someterse obligadas, y arrogantes...
¡Negarse a morir!

ⓒRufina


Sueño con Volver



Puente Viejo sobre el Río Grande de Añasco, Puerto Rico
"Donde los dioses murieron"


Sueño con volver

Sueño con volver, igual que todos...
a aquellas peremnes líneas de montañas,
a las aguas termales de mis playas,
al dulzor de la sombra de mis palmas...

Sueño con volver y oler la tierra
que la lluvia golpeó inmisericorde
en las tardes naranjas de horizonte,
en las mañanas blancas de esperanza.

Y volveré a comer de los frutales,
caminando los riscos florecidos;
y volveré a llenarme los pulmones
del eterno cantar del claro río...

Sueño con volver y no me muero
sin rodar las arenas bien doradas
por el sol, astro eterno de colores,
que comadrea prismas en las charcas.

Y volveré a dormir en la frescura
de la cuna de hojas del gran árbol,
que una vez escuchó de mis silencios
y arrulló en sus raíces mi cansancio.

ⓒRufina